ALIEN EARTH

La frescura que necesitaba la saga

Alien es una franquicia con más de 40 años de vida y, desde su inauguración en 1979 con la que, a día de hoy, sigue siendo la mejor entrega de la saga, hemos tenido muchas secuelas y proyectos de calidad irregular… pero el xenomorfo siempre contará con el cariño de muchos de nosotros.

Hace unos días terminó la primera temporada de Alien Earth, el primer contacto de la marca con el formato serie, y que se ha convertido en una grata sorpresa para muchos que no esperábamos gran cosa.

En Disney se han atrevido a tocar un terreno delicado y han salido bien parados. No era una tarea sencilla desempolvar la herencia y tocar los cimientos de una de las mejores películas de ciencia ficción de la historia, por lo que conseguir entregar un producto que se sienta fresco, sólido y digno del legado era una misión que muchos catalogarían como imposible. El encargado de semejante tarea ha sido Noah Hawley, el director de Fargo, quien ya demostró tener mano para trasladar un universo cinematográfico a la televisión sin perder su esencia, por lo que su fichaje aquí no solo era un acierto, sino necesario.

Desde los primeros minutos de Alien Earth lo que podemos apreciar es una fuerza sorprendente, combinando tensión y suspense, enmarcados en una propuesta visual y de ambientación que se sienten literalmente como una extensión de la película de Ridley Scott.



Además, hay un motivo detrás de cada plano y en cada silencio, que van sumando a esa incómoda tensión. Todo ello, de la mano de un reparto de actores que cumple con sus interpretaciones y que logra enganchar.

Pese al amor y respeto que proyecta esta serie hacia los orígenes, lo que realmente distingue a Alien Earth es su guion, con sus riesgos e innovaciones, en lugar de pecar en limitarse a rendir un homenaje vacío, sin mucho más que contar.

Considero que hay tres grandes pilares, en forma de temas, en los que se cimienta esta serie:

Por un lado, tenemos el conflicto y choque de intereses de dos empresas: una de ellas, Weyland-Yutani, la ya mítica compañía obsesionada con explotar a los xenomorfos como arma biológica, y las nuevas corporaciones que buscan abrirse hueco en el negocio de la biotecnología.

Por otro lado, profundiza en la reflexión moral y filosófica, introduciendo sintéticos con una especie de alma humana, haciendo referencia a la transmigración del alma de Pitágoras y Platón, y planteando preguntas muy interesantes como: ¿Qué significa ser humano? ¿Dónde empieza y termina la identidad? ¿En qué nos diferenciamos de una máquina si ambos podemos sentir?

Y, para terminar, está la expansión y desarrollo del xenomorfo y de nuevas especies que amplían el bestiario de la saga, sin desplazar el tono oscuro y visceral que define a la franquicia.

Debido a todo ello, es probable que Alien Earth no sea una propuesta para todos. Su ritmo es bastante pausado, necesario para explorar estos temas, con escenas cocinadas a fuego lento que pueden incomodar a quienes han venido a ver sesos y muertes, con diálogos densos y reflexiones éticas.

Quizá muchos espectadores consideren que precisamente todo esto es lo malo de la serie, pero yo considero que es justo ahí donde está el valor de la misma. No se limita a asustar ni a llenarlo todo de sangre, sino que plantea dilemas y enriquece este mundo que tanto queremos, y por ello podría considerarse una serie de autor.

Tengo que aclarar que no por ello se renuncia al espectáculo. Hay muchas secuencias de acción, con grandes dosis de gore y momentos visualmente impactantes. No nos engañemos: a todos nos gusta ver al xenomorfo cazando, solo que aquí hay tiempo para todo, y Noah Hawley nos lo hace ver.



Quiero dejar constancia de que, pese a que me gusta centrarme en todo lo positivo que ofrece esta serie, que no es poco, no es perfecta.

Tiene ciertos altibajos a lo largo de sus ocho episodios, escenas que se podrían haber recortado o condensado, y toma decisiones narrativas que harán que los fans más puristas se lleven las manos a la cabeza. Pero Noah Hawley ha tomado un universo que, a lo largo de estos años, ha sido exprimido hasta la última gota, y lo ha hecho suyo. Ha ampliado conceptos, ha sido capaz de mirar hacia delante sin olvidar de dónde viene, y ha querido hacernos pensar y abrir camino, además de hacernos recordar a los fans por qué seguimos fascinados con esta saga después de casi medio siglo.

Justo lo que intentó Rian Johnson con el Episodio VIII de Star Wars, pero bien hecho.

El xenomorfo está más vivo que nunca. @PeliYManta_