Director/Directores: Paul Thomas Anderson
Año de Lanzamiento: 2025
Género: Thriller, Acción
Como es habitual, sobre todo desde que me dedico a entrar y opinar por aquí, tengo por costumbre no hacer caso de las opiniones o reacciones en general, y esta vez no ha sido una excepción. Procuro que las críticas existentes sobre un producto no condicionen mi visión ni mi opinión posterior. Esto también aplica a evitar ver tráilers o saber demasiado de una película antes de verla. Las responsabilidades de la vida privada y un comienzo de otoño repleto de lanzamientos importantes en videojuegos hicieron que estuviera algo ausente de las salas. Tal vez eso contribuyó a que saliera muy contento tras el visionado. Llegaba con muchas ganas; para mí era volver por la puerta grande. Un título protagonizado por Leonardo DiCaprio, a quien considero uno de los mejores actores que he disfrutado, y dirigido por alguien fantástico como Paul Thomas Anderson. Había pocos motivos para no ser completamente optimista. El resultado, lo digo desde ya, lo coloco entre las mejores películas que he visto en 2025. Eso sí, puede que no sea para todo el mundo. Pero si te cautiva su propuesta y entras mínimamente en esta persecución y búsqueda constante a varias bandas, donde la acción y la narrativa van de un lado a otro, acabarás asintiendo con la cabeza en señal de aprobación. Dicho esto, si buscas algo más grandilocuente o con acción desmedida, puede que no sea para ti. De hecho, fui el único de mi grupo que salió realmente contento de la sala. En ciertos momentos se recrea en escenas largas, incluyendo conversaciones que pueden parecer banales o solo destinadas a sacar una sonrisa por la actitud y la interpretación de DiCaprio. A quien no entre de lleno, y teniendo en cuenta que no es una película corta, se le puede hacer pesada. Pero para mí el viaje fueron casi tres horas de idas y venidas, con planos fantásticos acompañados de una música cambiante, donde esas notas de piano marcan el ritmo y el tono de lo que ocurre con los personajes. Para mí las casi tres horas se hicieron cortas. Evidentemente, no todo me convenció, así que aprovecho para contextualizar. La historia nos presenta desde el principio a un grupo de revolucionarios que, mediante ciertas operaciones, intentan lograr cambios en la sociedad. Temas como la inmigración, el racismo y los derechos de la mujer son algunos de los puntos en los que se pone el foco. Anderson utiliza esta base para lanzar una crítica bastante clara a las políticas de los Estados Unidos. A través de personajes y situaciones, se percibe esa mirada incómoda hacia un país que presume de libertad pero que castiga con dureza cualquier intento de cambio o de ser simplemente distinto. Sin caer en el sermón, la película apunta directamente a ello. Dentro de este grupo está nuestro protagonista, aunque no es el único. La película es bastante coral y el reparto de minutos en pantalla está muy equilibrado. Veremos rostros como Sean Penn, que interpreta al antagonista principal, o Benicio del Toro, en un papel que le viene como anillo al dedo. Con un reparto así, la película ya tiene ventaja para ganarse al público desde el inicio. Pero, como dije, había un pero, y lo situaría en el comienzo. Para situar al espectador, la película nos presenta a los principales integrantes del grupo revolucionario y al antagonista de una forma bastante dinámica, mostrando la organización y la ejecución de sus operaciones. El problema lo tengo con cómo se genera el conflicto con el personaje de Sean Penn y su presentación. Me considero bastante abierto a situaciones grotescas, y es cierto que una vez la película avanza te das cuenta de que esto no desentona tanto, pero a mí no me convenció. El nacimiento del argumento sobre el que avanza la trama las siguientes dos horas surge de una relación algo grotesca, forzada, poco desarrollada y algo incómoda, donde el contexto sexual ocupa un papel central. Por otro lado, se introduce un dilema que parecía que iba a ser uno de los pilares del film: el conflicto de la pareja del personaje de DiCaprio con el hecho de ser madre y vivir como vive. El no poder o no querer aceptar que traer un hijo al mundo implica un cambio radical en la forma de ver y llevar la vida. Este tema, que al principio se enfatiza, se retoma de forma torpe en la escena final, cuando precisamente es lo que menos ha importado durante todo el viaje.
El personaje de Teyana, en los primeros compases, carga con el peso narrativo y permite al espectador entender lo que vendrá. Es quien mantiene una relación amorosa con el personaje de DiCaprio y, aparentemente, quedará embarazada de él. En la media hora introductoria nos presentan una operación en la que el grupo rescata a unos inmigrantes de un cuartel militar, con el personaje de Sean Penn involucrado en el otro bando. En esos momentos la protagonista juega con él: siente asco, porque es el enemigo, pero él parece excitado al verla o conocerla. En esa situación, estando él de rehén, ocurren interacciones que me costaron encajar. Ella aprovecha la debilidad sexual que el coronel siente hacia ella para seguir con sus operaciones sin ser detenida. Hasta ahí hay problema por cómo se presenta de manera tan forzada. Pero además, el personaje de Teyana muestra un deseo sexual constante hacia DiCaprio, especialmente durante los momentos de euforia al lograr que sus golpes funcionen, algo desmedido e incómodo. Durante la introducción, prácticamente todo el arco de su personaje gira en torno a eso. Una vez da a luz a su hija y, descontenta con la vida familiar, da un golpe en el que cruza líneas rojas y se expone de forma extrema, provocando su detención. Debe confesar y hablar sobre los miembros del grupo a cambio de su libertad y protección como testigo. Se convierte en chivata. Se da a entender que es visitada por el personaje de Sean Penn y que mantiene encuentros sexuales con él, hasta que finalmente se la ve escapando cruzando la frontera hacia México, sin volver a aparecer después en toda la película. Ahí, superado ese tramo incómodo que quizá no entendí del todo, comienza lo mejor. El grupo revolucionario se disuelve y nos trasladamos 16 años después, con DiCaprio viviendo con su hija. Lo que sigue es una persecución exquisita a varias bandas: el personaje de Sean Penn persigue a padre e hija, y a su vez él es perseguido por otros motivos que prefiero no desvelar. En esta segunda mitad, la película encuentra su camino. Antes mencioné que la madre no volvía a aparecer en pantalla, y lo señalé como punto negativo. Intentar cerrar la historia con un momento madre e hija en ese contexto final y de esa manera ni funciona ni tiene sentido.