Director/Directores: Gareth Edwards
Año de Lanzamiento: 2025
Género: Acción, Aventuras, Ciencia Ficción
La saga de Jurassic Park marcó a toda una generación. La magia de ver a los dinosaurios cobrar vida en pantalla por primera vez convirtió a la película original en un clásico intocable. Desde entonces, las secuelas han ido a más en espectáculo, pero a menos en alma. Y, con Jurassic World: Rebirth, esa sensación se hace más evidente que nunca. La historia nos lleva de nuevo a una isla donde nuestro grupo de protagonistas parece sacado de cualquier película genérica de aventuras. No hay sorpresa, no hay riesgo. Ni siquiera hay un intento real de recuperar la esencia más allá de algún guiño visual o algún acorde nostálgico. Y por desgracia, tampoco hay intención de hacer algo nuevo. Ese es el problema: se queda en lo genérico. Los personajes son, con diferencia, lo peor de la película. No es solo que estén construidos a base de clichés, sino que ni siquiera resultan interesantes. Tenemos al tipo duro que todo lo resuelve a tiros, el joven adolescente que es el alivio cómico, al villano codicioso, y un puñado más igual de planos, sin evolución ni profundidad. En cierto momento, la película intenta contarnos algo sobre el pasado de los protagonistas, pero apenas despierta interés. No generan empatía, y muchas de sus decisiones en ocasiones rozan el sinsentido. Entiendo que la intención es aportar emoción y aventura dentro de un tono familiar, pero en demasiadas ocasiones eso deriva en situaciones directamente absurdas. De hecho, incluso sin la amenaza de los dinosaurios, los propios personajes serían capaces de ponerse en peligro igualmente. El guion, por su parte, va en sintonía con los personajes, de eso no hay duda, porque es otra concatenación de casualidades convenientes y momentos genéricos. Cuando surge un problema o una necesidad, la herramienta o solución está siempre al alcance de la mano de nuestros protagonistas sin mayor explicación que la casualidad.
En una escena concreta, varios dinosaurios enormes, tal vez los más grandes vistos hasta la fecha, aparecen de la nada en una explanada totalmente despejada, donde tan solo hay hierba que cubre a los protagonistas hasta la altura del cuello. Nadie los oye. Nadie los ve. Simplemente aparecen, como si la hierba los hubiera tapado todo el tiempo. Después de esto viene una escena muy potente visualmente, pero ya vas con la ceja levantada. El nuevo reclamo y gran dinosaurio de la película es un dinosaurio mutante. Se presenta como una criatura gigantesca a la par que grotesca —más parecido a un enemigo final de la saga Resident Evil que a un dinosaurio— debido a mutaciones derivadas de experimentos genéticos. Su diseño me parece poco acertado, aunque esto es gusto personal.
Jurassic Park es, como imagino que lo será para mucha gente, una de mis diez películas favoritas de todos los tiempos. Es uno de esos refugios cinematográficos a los que apetece volver de vez en cuando, y en los que te sientes como en casa. Por eso, me resulta inevitable sentir ciertos nervios y mantener altas expectativas cada vez que una nueva entrega de la franquicia llega a las salas de cine. Después del desastre —que muchos creímos había sentenciado la saga— llamado Jurassic World: Dominion, nos llega, efectivamente, el "renacer" de la misma. No sé si es una percepción únicamente mía, pero tengo la sensación de que este proyecto ha ido acercándose de forma discreta, sin hacer demasiado ruido, hasta su estreno. Pues bien, tanto mi compañero Sergio como yo tenemos una opinión clara: Jurassic World Rebirth ha sido un intento fallido de traer de vuelta una supuesta nueva era para la saga. En esta ocasión, dejamos atrás al mítico trío protagonista de Jurassic Park, así como a Chris Pratt y Bryce Dallas Howard, quienes ceden el relevo a Scarlett Johansson, Jonathan Bailey y Mahershala Ali —aunque, sinceramente, no recuerdo ni el nombre de sus personajes. La trama nos presenta a un nuevo grupo que debe obtener muestras de tres especies distintas de dinosaurios para desarrollar medicamentos de uso humano. Para ello, deben adentrarse en una biosfera tropical donde habita la mayoría de los dinosaurios que quedan en el planeta, un lugar cuyo clima se asemeja al que conocieron en su época. El equipo se forma de manera apresurada, sin ningún contexto o desarrollo significativo a los personajes, más allá de la función que deben desempeñar. Por otro lado, de manera muy abrupta, nos presentan a otro grupo compuesto por un padre, sus dos hijas y el novio de una de ellas, sin que quede claro quiénes son ni qué aportan a la película incluso ya pasados muchos minutos. En apenas 20 o 30 minutos, nos vemos inundados por una cantidad absurda de personajes planos que resultan totalmente indiferentes, lo que afecta inevitablemente a las emociones que podrían despertar en el espectador durante las escenas de acción. Este es, sin duda, el problema más grave de la cinta: no hay ningún personaje realmente interesante. Ninguno tiene carisma ni carga con el peso protagonista. Aunque se intenta, de forma torpe, contextualizar a los personajes de Scarlett Johansson y Mahershala Ali durante el viaje de ida, ese intento queda en nada y es rápidamente olvidado y desechado. No sé si se trata de un problema de montaje o si simplemente no importaba. El resto del equipo muere rápidamente, por lo que su presencia carece de relevancia. En cuanto al otro grupo familiar, la sensación de incredulidad era impresionante, pues sigo sin entender cuál es su finalidad. No aportan absolutamente nada; solo hacen bulto, y nada más. Bueno, el novio asume el rol de alivio cómico, y es francamente lamentable. El humor es muy malo y no funciona en ningún momento. El silencio en la sala de cine durante esas escenas era casi palpable, y la única reacción era llevarse las manos a la cabeza. Es una pena, porque creo que son actores capaces, pero el guion y la dirección actoral resultan claramente deficientes. Otro gran punto negativo —y, tratándose de esta saga, resulta crucial— es la banda sonora, que lamentablemente se siente insípida y totalmente olvidable, más allá del icónico leitmotiv de John Williams. Mientras pasaban los créditos, busqué quién había sido el compositor en esta ocasión, ya que el trabajo previo de Michael Giacchino me había gustado mucho. Fue un shock descubrir que Alexandre Desplat estaba al cargo. Me prometo a mí mismo revisitar la obra completa de manera aislada para confirmar o no mis impresiones. Por lo demás, la película cumple: ofrece buenas escenas de acción —en concreto, la del T-Rex fue la que más me gustó—, presenta una variedad interesante de especies de dinosaurios, aunque con algunas grandes ausencias que los fans más acérrimos notarán, y mantiene un ritmo que no decae en ningún momento. En resumen, esta séptima entrega sigue el patrón decreciente de calidad: te entretiene durante dos horas, pero no emociona lo más mínimo. En taquilla, sin embargo, está demostrando un gran rendimiento, pues ya es el mejor estreno del año para una película de Hollywood, con 318 millones de dólares recaudados en todo el mundo. Además, marca el segundo mejor estreno de la franquicia, solo por detrás de Jurassic World (2015), por lo que la saga sigue gozando de buena salud, y es solo cuestión de tiempo que se dé luz verde a la siguiente entrega. @PeliYManta_