Director/Directores: Hayao Miyazaki
Año de Lanzamiento: 1988
Género: Fantástico
Llevaba tiempo con la tarea de adentrarme de una vez por todas en el universo del Studio Ghibli. Así que, sin alargarlo más, he decidido empezar por una de sus películas más icónicas, Mi Vecino Totoro. Quizá por ser una de las películas más conocidas dentro de la cultura popular, o tal vez por ser el símbolo del estudio. La verdad, no lo sé, pero sí sentía que debía empezar por ella. Y no me he equivocado. La película nos presenta a Satsuki y Mei, dos hermanas que se mudan con su padre a un tranquilo pueblo rural mientras su madre se recupera en el hospital. Lo que podría haber sido una historia común se convierte en una experiencia mágica gracias a la mirada de Hayao Miyazaki, que transforma lo cotidiano en fantasía sin necesidad de grandes fuegos artificiales... y quizá ahí es donde está la verdadera magia. Lo fascinante de Mi Vecino Totoro es cómo consigue tanto con tan poco. Miyazaki construye un mundo que equilibra la realidad y la imaginación con una naturalidad increíble. No hay villanos, ni giros dramáticos, ni épicas batallas entre el bien y el mal. En su lugar, hay ternura, inocencia y una conexión y puesta en valor profunda de la naturaleza. Es una historia que transmite calma y que te invita a mirar el mundo con los ojos de un niño. Realmente sientes que te abraza. Es tan bonita y entrañable que a mitad de película pensé que me hubiera encantado verla acompañado de niños para ver sus reacciones. Es una de esas películas que te alegran un mal día. He leído que la obra de Miyazaki va mucho más allá en imaginación y ambición narrativa, pero si esta es solo la puerta de entrada, no puedo esperar a ver lo que está por venir. Y sí, después de verla, necesito un peluche de Totoro.